martes, 14 de mayo de 2013


Historia de un cuadro

Amamos nuestro cuadro. Eso inició en Houston, durante una visita a la casa-estudio de Alonso Bedolla y su esposa Queta. Era una noche otoñal en 2007. Estábamos hablando de arte, cenando y bebiendo, a gusto. Alonso nos contaba como conseguía la madera y luego la convertía en grandes hojas planas, en su taller de carpintería. Como mezclaba las resinas naturales de la madera con los pigmentos. Fue cuando lo descubrimos, ahí en lo alto de una pared del estudio. Entre otros cuadros. No se si fue el color que se transformaba al paso de la noche, no se si eran sus formas tridimensionales que comenzaban a ocupar el espacio en el que convivimos. Fue todo. Después de la transacción, vino el arreglo, para llevarlo a Puebla, México, su nueva morada.

Alonso y Queta viajaron más de 2000 km, con el cuadro sobre su camioneta. Le hicieron un embalaje enorme para protegerlo en el camino. Su llegada fue todo un festejo. El clima estupendo del altiplano central y los volcanes de testigos. Disfrutamos mucho a los amigos. Al salir de su estuche, el cuadro era otro. Era azul, era morado, era verde. La luz poblana, lo reveló magnífico. Era enorme, pesado, vibrante. Ocupaba todo. Los muchachos lo colgaron, en un salón intermedio de la casa, donde lo alumbraba una ventana abierta en el techo. Ese salón estaba destinado a los niños, a sus juegos, a sus películas, a su descanso y el cuadro se convirtió en su guardián en el testigo de su vida en Puebla, por cuatro años.

En el salón luminoso, el cuadro, vivió con nosotros, lo vimos cambiar de colores infinitamente. El cuadro fue testigo de los primeros pasos de Iker y vigiló que nadie tocara las pistas hot wheels de Alonso. El cuadro fue testigo de la noticia de nuestra mudanza. De vuelta a Monterrey y los amigos aconsejaron; vas a necesitar una casa donde viva tu cuadro y la encontramos.

El cuadro llegó al piso 18, su nueva morada. Desde las ventanas, vimos el desastre que dejaron huracanes y crímenes. En contraste, nuestro cuadro, con su azul inmenso, representaba la belleza. Pareció adaptarse al nuevo espacio. Sorprendió a todos los visitantes con su esplendor. Inspiró conversaciones, sobre las cabezas de los que se sentaron en la sala. A mi me encantó sentarme en frente a ellos, para observar el conjunto del cuadro sobre las visitas. Las opiniones siempre fueron diversas. El cuadro encantaba o no, pero era imposible no notarlo.

El cuadro llegó a nuestra vida para convivir con él, a la hora de la comida, a la hora de la tarea y por encima de la tele, siempre vemos el cuadro. Sin exagerar, es como un hijo y como tal, viajó con nosotros a la nueva aventura, Shanghai.

Malas noticias, las restricciones con la aduana, las políticas, lo caro del embarque. No podríamos llevarlo. Ya le habíamos encontrado una casa adoptiva, una buena familia, con un muro en su casa, nos harían el favor de cuidarlo. Pero, ¿Lo amarían también?

Mi marido lo arregló todo y el cuadro viajo en un barco carguero, por el Océano Pacífico. Mientras tanto, ya le teníamos un muro en una nueva casa, que se preparaba para recibirlo.

Pasaron dos meses de zozobra, pensando en su seguridad. Los hubiéramos embodegado, así estaría seguro, pero en la sombras, con el riesgo de un terremoto o víctima de la humedad.

En marzo del 2013, llego a China. Una mañana lluviosa llegó a casa. Los chinos lo miran, se preguntarán porque me importa tanto. Está perfecto. En abril, lo colocaron en su nuevo muro. Será otra vez custodio de nuestra familia, testigo, de las comidas, de las tareas, de los juegos y de todas las emociones. Acompañará a los invitados y sorprenderá a los amigos. Ya recibió sus primeros halagos. Vivirá con nosotros nuestra aventura asiática. Qué bueno que no lo dejamos.

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Alonso Bedolla, es un artista contemporáneo que vive y trabaja en Houston, USA. Parte de su obra esta dedicada a la relación orgánica de los materiales y a la visión tridimensional, al  integrar la pintura, la escultura y la cerámica. Para el cuadro; Sin título, 27-03, 2004, Mixta sobre madera y cerámica, 59”x64”x6”cm, optó por un tema geométrico y utilizó varia capas delgadas de madera preparadas, para su propuesta de volumen, que requirió una flexibilidad adecuada. Utilizó resinas naturales que mezcló con pigmentos diversos, para la versatilidad de su cromatismo. Su obra has sido expuesta en México y Estados Unidos.

Visita www.alonsobedolla.com